viernes, 3 de septiembre de 2010

Hace mucho que no ando por estos lares.
Hace mucho que he olvidado el alivio que escribir supone para mi existencia en un mundo en el que aun parece que no encajo del todo.
Sí...Típico en el ser humano. Se da cuenta de aquello que le hace bien cuando le hace falta; mientras, permanece en el olvido, o simplemente apartado en el cajón de tareas pendientes.
Ha pasado mucho tiempo. Han pasado muchas cosas, tantas que no sabría por cual empezar. Sitios nuevos, costumbres nuevas, gente nueva... y experiencias nuevas. Todo para luego volver al punto inicial donde comenzó todo. Todo para volver a la misma angustiosa rutina de siempre. Es como si la vida se centrara en un ciclo: Huyes de aquello que te hace daño, conoces gente, vives una época que piensas que será distinta, que esta vez no te estás equivocando; te das cuenta de que todo era una mentira y vuelves a estar solo preguntándote el motivo de tu existencia. Pero no me rindo, si estoy aquí es por alguna razón. Tal vez no la vea ahora, pero tiempo al tiempo. Ya vendrá, mientras solo puedo seguir adelante, caer y levantarme de nuevo, caer y seguir andando, el dolor de las heridas ya sanará, aunque hay algunas tan profundas que siempre dejan cicatriz.
En este año me he sentido querida por primera vez. Ha sido un bonito cuento de hadas, aunque sin el final de "y vivieron felices y comieron perdices". Al menos me queda el recuerdo, dicen que no todas las lágrimas tienen por qué ser amargas, y la verdad, me alegro de ese capítulo de mi vida, me ha servido de mucho. Todos debemos aprender de lo vivido y comportarnos como las personas adultas que somos. Muchos se niegan a aceptar lo que se les viene y toman un comportamiento totalmente infantil, que solo les falta dar pataletas. Cuando algo se acabó...se acabó, no le des mas vueltas ni intentes buscar un culpable. Si se acaba una relación es mejor ser amigos que acabar jalándose de los pelos, actuar como personas, y no cegarse en "es mío/a y de nadie más", que ni vives ni dejas vivir, no hay dos cuando uno no quiere. Si de verdad lo quieres, lo básico siempre ha sido el respeto. Respeta las decisiones que se tomen, tómate tu tiempo y haz tu vida, no hay otra cosa. Y así no solo con las parejas...con todo. Cuando algo sale mal, ya sean estudios, trabajo, etc., no te ciegues en machacarte por ello. Lo pasado, pasado está y nada sacarás con ello, dedícate a seguir tu camino, aprende de ello y rectifica tus errores. ¿Para qué te equivocas si no es para aprender de ello? Somos humanos y todos erramos. Nadie es perfecto, pero podemos evitar caer siempre en la misma piedra si aprendemos a rectificarnos.