lunes, 12 de octubre de 2009

La vida es cuesta arriba, pero las vistas merecen la pena =)


La vida. Ese misterio que tantos interrogantes nos plantea a lo largo de nuestra existencia: ¿Qué es realmente? ¿Para qué sirve? ¿Por qué tenemos la gran suerte de tenerla...o por qué estamos maldecidos a soportarla?

Yo no soy quien para definirla, ni estoy en condiciones para hacerlo: realmente, nadie puede. Cada persona es única y la vive y siente a su manera, aunque siempre hay aspectos en los que una gran mayoría coincidiremos.

Tengamos la mentalidad que tengamos, seamos de Asia, Europa, o África, todos entendemos el concepto de vida en el aspecto biológico como la capacidad de un ser vivo a realizar determinadas funciones, tales como alimentarse, relacionarse con el medio, metabolizar, excretar, respirar, reproducirse,... No obstante, es obvio que la cultura influye en el modo de visualizar la vida. Pongamos dos ejemplos: La religión cristiana ve la vida como un paso que conduce al alma de la inexistencia a la plenitud eterna en un período de tiempo y la religión budista la ve como cada uno de los estados de reencarnación de los seres en el samsara.
Yo quiero ir más allá de la biología y de la religión, quiero expresar lo que es la vida desde mi punto de vista, desde la perspectiva de un ser vivo. Nosotros llegamos a este mundo sin tener opción a elegir donde queremos nacer, con qué familia o en qué época. De hecho, en la vida seremos libres de elegir lo que veamos más conveniente en cualquier situación menos en las dos ocasiones más importantes: una es al nacer y la otra, al morir. Por norma general, uno no elige cuándo y cómo morirse, eso son cosas que nos impone la vida. Pues bien, centrémonos en lo que estábamos. Para mí, la vida es un camino, una aventura, que no se sabe a donde va a ir a parar, razón por la que creo que es algo que hay que vivir. Y digo que hay que vivirla no porque tengamos que pasar por ella, lo cual es muy "fácil", sino porque realmente es conveniente disfrutar de cada momento, buscarle el lado positivo a las cosas, saborear cada instante como si fuera el último, salir a la calle y buscar aventuras, experimentar cosas nuevas, conocer mundo; en definitiva, hacer cosas, cosas que nos hagan sentir bien y a gusto con lo que tenemos.


Dicho así, soy consciente de que suena muy fácil y muy bonito todo (aunque de hecho, la vida en sí misma si se sabe apreciar, lo es), pero la vida NO ES DE COLOR ROSA aunque muchos se empeñen en decir que es así. Y este es el problema que muchos tenemos, nos creemos que todo nos viene solo o que todo lo que viene tiene que ser necesariamente bueno y si no es así, pues nos hundimos y nos deprimimos. Si hay algo que no tiene la vida, eso es la facilidad. Para vivirla bien, es necesario ser conscientes de que todo no va a salir como queremos y aprender a sobrellevar ese tipo de situaciones. Si queremos algo, debemos ser constantes y luchar por ello, es probable que no lo consigamos a la primera, pero la constancia y las ganas que le echemos son dos elementos clave para triunfar en la vida.

Siempre habrán momentos buenos y momentos malos, los cuales nos ayudarán a hacernos más fuertes y a crecer como personas. Esto es algo esencial... ¿os imaginais la vida sin momentos tristes? Todo tiene que tener su contrario, si no fuera así, no conoceríamos la felicidad, aparte de que en esos momentos uno se da cuenta de muchas cosas, y de quienes son los que realmente nos apoyan.

En definitiva y para no extenderme demasiado, aunque en ocasiones lo veamos todo negro, debemos aprender a superar las cosas, a seguir adelante, vivir intensamente todos los buenos momentos que nos brinda la vida; y aprender a sacarle partido a los malos momentos y a nuestros propios errores. Porque cuando nos caemos, si queremos seguir andando debemos levantarnos. La vida es dura, pero al final, vivirla resulta muy gratificante.